Historias Prohibidas del Oscar

Algunos actores morirían por un Oscar y otros, después de recibirlo, lo arrinconan en su cuarto de baño, como hace Emma Thompson. «Todos mis amigos necesitan ir al baño en cuanto llegan a mi casa y yo sé por qué», explica. «Toman la estatuilla en sus brazos, se ponen ante el espejo y recitan: «Quiero dar gracias por este premio a…».

El trofeo más famoso del cine no siempre fue un tesoro codiciado. Claudette Colbert estaba tan poco interesada en él, que se enteró de lo que había ganado por Sucedió una noche cuando iba en taxi coger un tren. Así que lo recogió vestida de calle y con el taxi esparándola a la puerta.

El año siguiente, al pequeño hombrecito lo bautizaron con el nombre de Oscar. ¿Por parecerse al tío de una empleada de la Academia de Hollywood? Eso dicen algunos. pero hay otra versión más divertida. Al verlo tan desnudo, Bette Davis señaló sus nalgas y dijo: «Me recuerdan a las de mi marido», que por entonces era el músico Hammond Oscar Nelson.

Una vez conseguido, la envidia y el tiempo acaban con él. De Marisa Tomei se dice que lo ganó porque Jack Palance se equivocó al leer el nombre, y nadie recuerda ya que Peter Falk obtuvo dos antes de ser el teniente Colombo. Al ganador le queda la victoria moral. Cuando obligaron a Shelley Winters a hacer una prueba para Despertares, sacó del bolso dos Oscar, lo puso a su lado y preguntó: «¿Aún quieren saber si sé actuar?». Nunca le dieron el papel.

Giordano Bruno

DIRECTOR