El clima de paranoia global, creado después de 11 de septiembre, no ayudo mucho a separar los tantos. Sin embargo, fue en ese caldo de motivos que surgió «Ni putas ni sumisas», un movimiento de mujeres jóvenes que salieron a denunciar la violencia que sufrían en los suburbios más humildes, convertidos en verdaderos ghetos, donde la pobreza y el desempleo riman con la violencia sexista y la discriminación de los inmigrantes y sus descendientes.
El debate resurgió dentro del movimiento feminista. La relación entre el Estado, la religión, la educación, la pobreza y las mujeres. Nada menos.
¿Como integrar los excluidos del sitema?
¿Hay que privilegiar, ante todo, los valores de la República – libertad, igualdad, fraternidad – e insistir en la ley?
Hoy en día hemos llegado prácticamente a una igualdad de derechos entre hombres y mujeres. De todos modos, muy a menudo, esta igualdad de derechos no es respetada en la práctica. Es más fácil cambiar la ley para afirmar principios que hacer evolucionar las mentalidades.
Giordano Bruno
DIRECTOR
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