Queridas lectoras: Supongo que sois todas mujeres liberadas, es decir, horras, es decir, independientes. Y os doy la enhorabuena. Pero hay que saber si la independencia (siempre por fortuna muy relativa) de la felicidad.
Porque habrá algunas de vosotras que sean o que quieran, ante todo, ser madres y habrá incluso quien más valdría que no lo hubiese sido.
Habrá quienes trabajen en el Gobierno o en una sociedad anónima, y quien haya elegido sus labores. La única regla referente a mujeres ya sabemos cuál es.
A mi no me gusta discutir de sexos, ni di géneros; discuto de personas.
Hablo de lo que sé, sin generalizar: esta mujer, esa o aquella. Afirmo a las mujeres que, por serlo hacen más hombres a los hombres, que a su vez las hacen más mujeres a ellas. Aquí, o nos salvamos todos o no se salva nadie.
¿Qué es un corazón solo o con una cabeza sola? Despojos tristes, trozos de carne inútil. Lo que importa es el cuerpo entero y vivo.
Que piense y salte y goce y se estremezca y para. Y eso sólo se puede hacer entre hombres y mujeres, toreando la vida al alimón. No se trata de rivalizar.
Mujeres: ternura, lucha… y cada poco, volver la cabeza y hacer guiño a los hombres para que aceleren el paso.
Es maravilloso comprobar que revistas mal llamadas “femeninas” no se ocupan solamente de modelos y ropas, sino que poseen sentido común y una gran sensibilidad.
Giordano Bruno
DIRECTOR
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