Constantemente se descubren auténticas redes sumergidas de empresas que piratean sin piedad los artículos de moda más novedosos. las grandes firmas, como Chanel, Vuitton, Dior, Loewe, Moschino o Pepe Jeans, son sólo algunas de las casas más imitadas. El desarrollo de las falsificaciones ha destruido alrededor de cien mil empleos en la Unión Europea y más ciento treinta mil en Estados Unidos. Según el Ministerio de Comercio francés «las imitaciones ya no son asuntos de artesanos, sino de una industria distribuida por la Mafia».
El plagio de las marcas de moda es un fenómeno que constituye un bueno pellizco del comercio mundial, lo que significa que de cada cien prendas confeccionadas cinco son falsas. Todo ello contribuye al descrédito de cualquier firma copiada ante el consumidor. Las grandes marcas estadounidenses pierden anualmente, por fraude, unos cincuenta mil millones de dólares. El conjunto de las empresas españolas ha tasado sus pérdidas, por el mismo motivo, en cien millones de euros. Italia, Portugal, España, Francia e Inglaterra figuran entre los grandes produtores de falsos. En 2003 la policía italiana cerró tres talleres de imitaciones de Hermès en Florencia, y otros dos en Milán.
La Asociación Nacional para la Defensa de la Marca (ANDEMA) ha afirmado que «hay que mentalizar a los consumidores que es negativo adquirir copias a sabiendas, porque estos artículos renuncian a toda garantía». El objetivo de todos los diseñadores de moda es, de hecho, la calidad, y las etiquetas son el mejor sello de autenticidad.
Firmas falsas antes de Cristo
Las etiquetas son un fenómeno relativamente actual. Su función es la de informar al consumidor sobre la autenticidad de una firma y la composición de la prenda adquirida. Si miramos hacia atras en la Historia veremos que el hombre ha creado y registrado marcas desde siete mil años antes de Cristo. Lo más sorprendente es que ya por aqul entonces existia el plagio. hace algunos años, un submarinista del comandante Cousteau rescató ánforas que falsificaban el sello del viticulter romano M. C. Lassius. En la Edad Media, todos los artesanos firmaban sus trabajos mediante un sello que les unificaba en gremios y al mismo tiempo daban fe del origen del producto creado.
Las sandalias de cuero fueron los primeros accesorios de moda que se firmaron con nombres de diferentes agrupaciones. Además, desde el siglo XII hasta el XVII los espejitos de mano fueron los ornamentos preferidos por las mujeres para demostrar su rango a través de incisiones de marcas determinadas. Mucho más tarde, con la Revolución Industrial surgieron las etiquetas textiles. Desde el momento en que las revistas de moda inundaron el mundo feminino del siglo pasado, la fama de algunos creadores se hizo mayor, y este acontecimiento favoreció la aparición de etiquetas similares a las actuales. Los primeros ejemplos pertenecen a los grandes modistos como Worth (1892), Louis Vuitton (1895), Paul Poiret (1905) y Coco Chanel (1925).
Giordano Bruno
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