Princesa Lady Di: odios y amores

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Princesa Lady Di: odios y amores

Lady Di

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Pocos personajes provocaran con tanto arte odios y amores. Ella, la princesa triste, fué un ejemplo de que lo importante es que hablen.

Giordano BrunoLa mosquita no estaba tan muerta y se reanimó de pronto, agitada por un ataque de cuernos. Ya se sabe que, muchas veces, la corona real se convierte para las reinas en una corona de espinas, y para los reyes en un casco de vikingo. Las infidelidades conyugales de los reyes y los príncipes, o sea, los cuernos regios, pertenecen al patrimonio tradicional de las familias reales, y desde un tiempo a esta parte al patrimonio específico de la família real inglesa. La historia enseña que las coronas de los reyes y reinas no son postizas ni desmontables, sino que muchas veces tienen sus raíces en la frente. Antes, las reinas y princesas sufrían en sus aposentos privados los ataques de cuernos. Ahora, los personajes regios han dado en casarse con gentes de sangre roja y poco profesionales que llevan mal la cornamenta y devuelven infidelidad por infidelidad.

Cuando el príncipe Carlos se le escapó por la motorola, el extraño, extraconyugal y extrahigiénico deseo de convertirse en el Tampax de Camilla, a la mosquita muerta se le agotó a la paciencia. Se fué a la televisión y confesó y celebró allí la puesta de cuernos. Carlos quedó como aquel marido del soneto de Quevedo:

» Cornudo eres, Fulano, hasta los codos/y puedes rastrillar con las dos sienes.»

Lady Di, con su aire de mosquita muerta, ha vengado a todas las reinas y princesas de la monarquía británica, especialmente a las dedichadas seis mujeres de Enrique XVIII. Al menos, a ella, no la han subido al patíbulo.

 

 

 

Giordano Bruno

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Author | Giordano Bruno Comments | Comentarios desactivados en Princesa Lady Di: odios y amores Date | 07/07/2014